El futuro de Marc Márquez está en su propia ‘casa’

Por Germán Garcia Casanova

El anuncio de la retirada al final de la presente temporada de Casey Stoner ha revolucionado el mercado de pilotos de cara al próximo año y ha vuelto a poner sobre la mesa el futuro del piloto español Marc Márquez, al que algunos señalan como el nuevo Valentino Rossi.

Márquez, sin ser campeón de Moto2 (de momento), sin estar en MotoGP (todavía) y sin poder, mientras no cambie la norma, dar el salto al equipo oficial Honda la próxima temporada, parece que sea el piloto que tiene la llave del futuro de los pilotos punteros del mundial de motociclismo. Los rumores, dimes y diretes son constantes y las quinielas, interminables. Hasta el propio Stoner le ha nombrado como su sucesor ideal en HRC. Pero la realidad es bien distinta.

A estas alturas de la película, ya nadie duda de que Honda va a ofrecer a Jorge Lorenzo un contrato multimillonario para ocupar el puesto que va a dejar vacante Stoner, una propuesta que será contestada por Yamaha para tratar de retenerle. De la decisión del campeón mallorquín dependerá, seguramente, la reubicación del resto de pilotos. Si es cierta la teoría de que Honda no quiere tener a dos pilotos españoles en sus filas, de la respuesta de Lorenzo dependerá el futuro de Dani Pedrosa. Ambos son españoles y si llega el mallorquín, el catalán deberá emigrar a otro equipo. Un cambio de cromos con Yamaha sería lo más lógico, porque igual que Jorge es la pieza más codiciada del mercado, Dani es la siguiente.

En cualquier caso, ya sea el fichaje de Lorenzo o la renovación de Pedrosa, parece claro que el primer piloto de Honda HRC la próxima temporada será español, con lo que volvemos a encontrarnos con el mismo ‘problema’, el segundo, sobre el papel, no puede ser Marc. Un Márquez que, además, se ve penalizado por la norma que impide a un piloto debutante alinearse con un equipo oficial de fábrica, una ley que los equipos tratan de eliminar, pero que Dorna y la FIM están dispuestos a mantener contra viento y marea.

Partiendo de esta base, las opciones de Márquez se reducen a dos: o seguir un año más en Moto2 (poco posible, y menos si logra el campeonato, entonces seguro que no), o correr, aunque sea el primer año de su debut en MotoGP, con un equipo satélite. Ese es, de algún modo, el espíritu de la norma de los rookies, que al menos un año algún equipo satélite pueda contar con pilotos de nivel, novatos, pero de nivel. La solución no es mala, como se está viendo con Stefan Bradl, campeón el pasado año de Moto2 y dando un muy buen resultado en el equipo LCR, unas prestaciones que le pueden llevar, el próximo año, al equipo oficial, junto a Lorenzo o Pedrosa.

Equipo propio

Y la pregunta es, ¿a qué equipo?… y aquí es donde la mayoría se confunde. Marc Márquez dará el salto el próximo año a MotoGP, sí, y con un equipo privado, sí, pero no será ni el Gresini, ni el LCR, ni mucho menos el Yamaha Tech3, será su propio equipo, el Monlau, el de Emilio Alzamora, el ‘CatalunyaCaixa-Repsol-Estrella Galicia’, un equipazo, dicho sea de paso.

La asociación entre Emilio Alzamora y Marc Márquez viene de lejos, del CEV, de su primer año en el mundial de 125 y del segundo, cuando fue campeón; y del año pasado, cuando dio el salto a Moto2. Durante todos estos años, Marc y Emilio han crecido juntos, uno como piloto, el otro como patrón, hasta crear una estructura, un equipo, que nada, absolutamente nada, estando ahora mismo en Moto2, tiene que envidiar a equipos como el Gresini o el LCR.

Piloto, organización, equipo, medios, mecánicos, estructura, patrocinadores… ¡hasta los trailers!, la potencia del equipo Monlau ahora mismo en Moto2 es de nivel MotoGP, es como si ya lo hubieran tenido todo preparado y previsto por si, el año pasado, hubiesen ganado el mundial de Moto2 y dar el salto a MotoGP, un salto que, simplemente, se ha aplazado una temporada.

Marc Márquez estará, el próximo año, en MotoGP, y dará el paso con su gente, con los suyos, con un equipo hecho a su medida, pensado para él, y lo hará con una Honda tan oficial como la que tuvo el malogrado Marco Simoncelli en sus dos temporadas con Gresini, o antes Sete Gibernau en ese mismo equipo, o el propio Rossi, que también tuvo una estructura privada con una Honda como las oficiales (o quizá mejor). Porque ya se encargará Honda de que Marc tenga una buena moto, y sus patrocinadores de pagarla. Y de igual manera que Simoncelli, si su carrera no se hubiera visto truncada de forma tan desgraciada, hubiera estado dos o tres temporadas en Gresini, puede estarlo Marc en el Monlau MotoGP y acabarse de hacer como piloto antes de llegar por la puerta grande al equipo oficial Honda.

Porque igual que nadie duda de que el futuro de MotoGP se llama Marc Márquez, el presente, de momento y mientras no se demuestre lo contrario, se llama Stoner (hasta final de año), Lorenzo, Pedrosa y, si me apuran, Valentino Rossi.

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